Flamenco de barrio con carrete

Paloma Fantova

Últimamente, por varios motivos, había dejado un poco de lado disparar solo con carretes en los conciertos y otros espectáculos. La rapidez, practicidad y aparente economía de la fotografía digital hacen que uno se vuelva cómodo y un poco perro.

Pero siempre preocupado, he decidido que hay que volver a impulsar (siempre que sea posible) disparar rodillos. ¿Y por qué? Pues éstos son mis motivos:

  • Eficiencia contenida: Al disparar con carrete uno se obliga a no disparar por disparar. Uno tiende más a pensar mucho más cada vez que el dedo presiona al disparador. Esto hace que uno se concentre más y sea mucho más sintético. También se agradece mucho a la hora de la edición.
  • Superación y aprendizaje: Si bien las cámaras cada vez ayudan más en todos los aspectos técnicos a la hora de trabajar; Sensibilidades cada vez mayores, reducción de ruido, velocidades de vértigo, sistemas de enfoque maravillosos, etc. también es verdad que hacen que (por lo menos para mí) tenga menos interés. No sé si seré masoquista, pero saber que tengo limitaciones técnicas (carretes de sensibilidad baja, enfoque manual, etc.) me da temple, me estimula y hace que la técnica sea muy importante.
  • Expresión: Además de la magia del grano de la fotografía argentaria, los contrastes y efectos que uno puede conseguir con solo el triángulo de velocidad, diafragma y sensibilidad son, siempre desde mi punto de vista, muy difíciles de conseguir por otros modos. Así que, viva el dramatismo de los altos contrastes, los contraluces, el silueteado de los cuerpos y la forma de interpretar la realidad mirando por un agujero.

Este último fin de semana he podido asistir, como cada año, al ciclo «Flamenco de barrio» que organiza la gente de Comando Lunares en diferentes ubicaciones en Nou Barris, Barcelona. Yo no entiendo demasiado de ese estilo musical y no siempre conecto musicalmente. No obstante, para tomar fotografías lo encuentro mágico y totalmente fantástico. Mucha expresión, movimientos contenidos, también de bruscos, muchas caras de sentimiento, de verdad, de esfuerzo, de tristeza… Mucho trabajo y mucho «duende».

Pienso que es un momento perfecto para poder disfrutar al tomar fotografías. Yo, con el argumentario que he descrito en la primera parte, escogí a mi equipo preferido; Leica M6 con un Voigtlander 35mm f/1.7. Esto me permite disparar a velocidades muy bajas, 1-35s. 1-15s e incluso 1-8s. También la apertura 1.7 ayuda a poder captar la más pequeña rendija de luz.

En cuanto a película siempre voy variando. Era muy fiel a Ilford Delta 400 y me encantaba forzarle a 800, 1600 y también a 3200 de sensibilidad ISO. Pero desde hace demasiado tiempo, Ilford y la mayoría de fabricantes han subido los precios de una forma dramática. También me gusta mucho utilizar la Rollei RPX, en su versión de 100 y 400 ISO, forzada habitualmente también. Pero una película que siempre está ahí, con un precio razonable y una calidad excepcional, es la clásica AGFA APX 400 (también la 100). Últimamente también, estoy jugando mucho con Fomapan 100 con forzados extremos, con unos resultados bastante interesantes.

Pero bueno, mejor que las palabras, siempre tenemos las imágenes. A ver qué le parece el resultado con estas condiciones.

En las fotografías instantes del cuadro flamenco del sábado día 11 de noviembre en el Casal de barrio de Prosperitat con:

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